ATAQUES DE PÁNICO

El ataque de pánico es un episodio psicológico que se presenta frecuentemente en un amplio número de personas. En este episodio la persona vivencia una súbita elevación de los niveles normales de ansiedad teniendo diversos síntomas fisiológicos entre los que se destaca la taquicardia, temblores, mareos, sudoración, vómitos o náuseas, hiperventilación entre otros.

La persona siente un estado de miedo desenfrenado en un periodo breve de tiempo, producido por la interpretación cognitiva catastrófica de la sintomatología ansiosa antes detallada. Debido a que esta sintomatología se presenta sin previo aviso y no se tiene mucha información sobre la misma, el sujeto entra en un estado de despersonalización donde cree que algo muy grave va a pasar. Más concretamente, la persona que esta vivenciando un ataque de pánico piensa que se va a desmayar, que va a perder el control, que está perdiendo la razón o simplemente que llego su hora de morir. Estos pensamientos generan un aumento exponencial de los síntomas fisiológicos lo que hace un efecto bola de nieve ya que la persona recolecta lo que para su interpretación son pruebas de que algo muy grave está pasando.

Por lo general los ataques de pánico no suelen ser eventos aislados, ya que muchas veces se suceden uno tras otro transformándose en un trastorno de pánico. Así mismo muchas veces se genera el "miedo al miedo", que es el temor a sufrir nuevos ataques, lo que a su vez potencia la aparición de nuevos ataques.

Los ataques de pánico son vividos como una problemática de difícil solución, pero son tratables con terapia psicología, la cual pretende controlar el circulo retroalimentado existente entre los síntomas de la ansiedad y las ideas catastróficas que incrementan dichos síntomas hasta sentir que se está perdiendo el control.

Si este trastorno no es debidamente tratado, muchas veces suele derivar en una agorafobia debido a que la persona teme tener un ataque en un lugar público.